Chapman y Bartels (1940). Sistemas de corrientes terrestres a las 6 horas del tiempo medio de Greenwich.
A fines de la década de 1930 los alsacianos Conrad y Marcel Schlumberger propusieron en Francia el empleo de las corrientes telúricas en prospección, estas aparecían como ruidos en los registros realizados a partir de fuentes artificiales de corriente -con los que ellos ya habían empezado a trabajar algunos años antes-. Idearon entonces probar el trabajo de adquisición de información geoeléctrica a partir de esta fuente natural, y lo que era ruido pasó a ser señal. Estas corrientes son muy fluctuantes, caracterizándose por registrar desde casi cero hasta 10000 Hz, pero tienen baja amplitud.
La prospección con corrientes telúricas presenta a veces el inconveniente de medirlas cuando existe una fuerte actividad magnética de la fotosfera solar que afecta el campo magnético externo de la Tierra. Algunas veces puede ser tan intensa y variable que las denominamos tormentas magnéticas, dado que entonces las micropulsaciones del campo magnético exterior de la Tierra (de muy baja frecuencia, inferiores a 0,1 Hz) pueden tener picos de amplitud de hasta 500 nT. En este último caso directamente debe suspenderse toda adquisición de datos telúricos debido a su extremo nivel de ruido. Pero mucho más frecuentemente se dan registros en situaciones de variabilidad moderada que generan niveles de ruido que, si bien afectan los resultados, no los invalidan totalmente.
Pensando en estos casos
muy habituales el ruso Tikhonov en 1950 y el francés Cagniard en 1953
elaboraron las bases del método magnetotelúrico (MT), que en esencia consiste
en medir no sólo componentes eléctricas del campo magnético, sino igualmente
componentes magnéticas (con un magnetómetro) a fin de combinar las mediciones
en conjuntos de datos más robustos. Debe tenerse presente que en este método
medimos las mismas corrientes telúricas, pero además sus correlativos vectores
magnéticos.
Ferreira. (1982). Localizaciones MT diagramadas sobre un mapa aereomagnético
Son opciones del método MT que funcionan en el rango de las
audiofrecuencias. La variante más convencional, el AMT, sigue un
procedimiento de registro y cálculo análogo a lo descrito anteriormente, aunque se tiene dos
variantes especiales:
Una de ellas se conoce como Afmag (Audiofrecuencias Magnéticas) y es útil para la localización de los cambios de buzamientos en estructuras someras del subsuelo. Se registra de manera análoga a los métodos electromagnéticos de Inclinación de Campo, pero en este caso la fuente no es un campo artificial, sino uno natural.
Jewell y Ward. (1962). Ejemplo de vectores de Afmag
La otra modalidad singular es el CSAMT (Controlled Source AMT), que opera como la mayoría de los métodos MT, excepto que la fuente es artificial y por lo tanto controlada, a partir de dos pares de antenas ortogonales emitiendo desde una distancia de varios km, tal como puede apreciarse en el ejemplo de la página siguiente en un área termal (volcánica), en los Estados Unidos. (Se registró dentro del recuadro pequeño del mapa geológico.)
Transmisor T3, parte del equipamiento para adquisiciones CSAMT. Recuperado de https://www.critex.fr/critex-tools/wp6-subsurface-exploration/task-6-5-controlled-source-audio-magneto-telluric-cs-amt/
También se puede trabajar en el rango de las Radiofrecuencias (RMT), aprovechando las emisiones radiales de origen artificial, y asimismo con Heliofrecuencias (HMT) dadas por la energía solar, tal como se resume en las figuras siguientes.
Chelotti, L., Acosta, N., Foster, M. (2009). Variantes del Método MT
- Chelotti, L., Acosta, N., Foster, M.. (2009). Cátedra de Geofísica Aplicada Tema 06. Métodos Geoeléctricos de Campo Natural. Chubut, Argentina: U.N.P.S.J.B.